AUGE debería reducir las desigualdades.
1 de febrero de 2006
El Superintendente de Salud, Dr. Manuel Inostroza junto al Jefe del Departamento de Estudios de esa repartición, Alberto Muñoz y el ingeniero Camilo Cid, autor de la investigación, dieron a conocer un estudio que analiza la equidad en el financiamiento y la protección financiera de los afiliados de Fonasa e isapres , así como el sistema que efectuará el monitoreo y seguimiento a la reforma de la salud, función asignada por ley a esta institución fiscalizadora
«De esta manera, señaló la autoridad, se podrá dar cuenta al país con datos y evidencia científica después de un año, si efectivamente la reforma cumple o no con sus objetivos. Si cumple, habrá que reforzarla y si no habrá que rectificarla en aquellas materias que no está funcionando».Agregó que sólo después del año se podrá ver como está impactando el AUGE,en materias tales como reducción del gasto de bolsillo en salud en afiliados de Fonasa e Isapres, baja del gasto en medicamentos, mejoría de la equidad y progresividad en el gasto en la atención primaria,»etc.
Recordó que el principio fundamental de la reforma es elevar el estado de salud de la población y disminuir las desigualdades existentes, por lo que se evaluará si este proceso de mejoramiento va en la dirección de reducir las brechas entre los grupos de menores recursos y de altos ingresos.
El informe que constituye la línea basal de medición, refiere que en el año 2003 los beneficiarios de isapres y fonasa son 13,3 millones de personas. De éstos, un 79% está afiliado a fonasa y el restante en isapres. En total, estas personas cotizan en salud, aproximadamente, $1,335 billones de pesos, de los cuales un 59% son destinados a las isapres y un 41% a Fonasa.
Esta inequidad en el financiamiento es compensada parcialmente por el aporte fiscal, que permite que de los $2,170 billones de ingresos totales, un 62% sean destinados a Fonasa y un 38% a isapres. Si bien el aporte fiscal corrige la inequidad del sistema, éste no alcanza a evitar que un 33% de los recursos disponibles para estos chilenos sean gastados por el 21% de los usuarios pertenecientes a las isapres. En cambio, el 79% de la población, beneficiaria del seguro público, gasta un 67% restante de los recursos.
Explicó que en nuestro país un afiliado de Fonasa gasta en promedio al año $ 199.000, el de isapre $ 115.000 y que el promedio ponderado es de $ 132.000,equivalente a 292 dólares, cifra que nos distancia enormemente de los países desarrollados que en el caso de U.S.A gastan por persona 6.680 dólares.
El gasto de bolsillo en salud es significativo:
Los co-pagos se diferencian por subsector, sexo, edad y nivel de atención. En el Fonasa, los copagos por prestaciones se incrementan especialmente en los hombres sobre 60 años. De allí la importancia del anuncio de la Presidenta electa de rebajar la gratuidad en la atención hospitalaria a los adultos a partir de esa edad, dicha medida debería impactar en forma gravitante en la protecfción financiera de ese segmento de la población.
En las isapres hay mayor variabilidad, aunque hay una marcada diferencia entre los copagos de hombre y mujer en edad fértil que en la atención hospitalaria debe pagar un 10% más
En el nivel hospitalario, los copagos de isapre son 11 veces superiores a los del Fonasa.
El co-pago hospitalario en las isapres es regresivo, por causa del diseño de los planes.
«Lo que indica este estudio es que la reforma de salud se justificaba plenamente por lo inequitativo de nuestro sistema, declaró el Superintendente .Lo importante, es que las políticas están bien encaminadas y se evaluará si cumplen bien sus objetivos». Finalmente, el estudio concluye que las políticas públicas en el sector salud son más progresivas y focalizadas en los grupos de menores recursos, especialmente en la atención primaria, corrigiendo parcialmente las desigualdades en la distribución del ingreso en Chile. Lo que se pretende es que la garantía de protección financiera siga mejorando esta focalización y la progresividad del gasto público y contribuya a disminuir el gasto de bolsillo